Mi metodología

Cuando una persona se siente mal psíquica o físicamente es obvio que necesita ayuda profesional. Sin embargo, una persona sana también puede recibir beneficios con la ayuda que le ofrezco, pues todos, aunque nos sintamos bien, podemos desarrollar cambios que nos permitan estar y sentirnos mejor.

La primera sesión es la de evaluación. En esta sesión, que tiene una hora de duración, el paciente cuenta detalladamente su problema e informa acerca de diversos aspectos de su vida personal, familiar, social, laboral, etc. Todo esto permite entender mejor su problema y evaluar su caso y así poder establecer el mejor  plan de tratamiento, acerca del cual se le da al paciente toda la información necesaria.

Depende de cada caso en particular. Para ello hago una completa evaluación del paciente, tanto de su aspecto mental como físico. Según el caso puede ser suficiente trabajar con un solo recurso, aunque, de ser necesario, es posible hacer uso complementario de otro u otros procedimientos.

La gran mayoría de mis pacientes no necesita que se le prescriba este tipo de medicamentos. En algunos casos me llegan pacientes que están tomando estos fármacos que han sido prescritos por otros facultativos; en estas circunstancias respeto lo ordenado si el paciente verdaderamente los necesita. Sin embargo, cuando considero que tales medicamentos no son necesarios hago la protocolaria suspensión progresiva de los mismos.

Cada sesión es de de una hora, durante la cual se va aplicando de manera muy fácil para el paciente el correspondiente procedimiento terapéutico, obteniéndose un apreciable avance de su mejoría en cada sesión.

Debido a que uso una metodología muy eficaz, que permite amplio avance en cada sesión, lo ideal es una sesión diaria. Según esto, cuanto más seguidas sean las sesiones, más pronto el paciente sale de su problema. Sin embargo, no aplico normas rígidas; el paciente puede recibir  dos o tres sesiones de terapia por semana, especialmente al comienzo del tratamiento; posteriormente puede ser una sesión semanal. El horario puede ser fijo o variable y se determina según las facilidades del paciente y mi disponibilidad de tiempo.

Esto depende de cada caso en particular. Cuanto más antiguo, complejo y severo es el caso la duración es mayor que si se trata de algo reciente, menos complicado y de menor intensidad. Por supuesto que cada persona tiene respuestas propias; hay personas que avanzan rápidamente y otras no tanto, pero, en general, no son necesarias muchas sesiones y la mejoría completa es a corto plazo. Según mi experiencia, un alto porcentaje de mis pacientes la alcanza en diez sesiones. He tenido algunos pacientes que han necesitado menos de diez sesiones, mientras otros han tenido que recibir algunas más.

Con los procedimientos que aplico la mejoría se hace manifiesta desde la primera sesión terapéutica, y sesión tras sesión el paciente va mejorando muy ágilmente, lo cual significa que en muy corto plazo ya estará totalmente recuperado.

Cuando mis pacientes han cumplido fielmente con el plan de tratamiento, obteniendo cambios positivos, profundos y radicales, no se presentan recaídas.

Es diferente la situación en algunos casos de ciertos trastornos severos y crónicos, que posteriormente al tratamiento pueden llegar a necesitar refuerzo terapéutico ocasional.

Sí. Atiendo pacientes a partir de los doce años de edad, pues es necesario que el paciente entienda algunas elementales explicaciones e instrucciones y que colabore estando atento al desarrollo del procedimiento terapéutico durante toda la sesión.

Las terapias se aplican individualmente. La inmensa mayoría de mis pacientes está constituida por adultos, quienes, por supuesto, quieren estar solos. Tratándose de menores de edad es conveniente que el padre o la madre los acompañen.

Debido a las medidas de protección que es necesario poner en práctica durante esta época de pandemia, las sesiones las estoy realizando virtualmente, CON IGUAL EFICACIA QUE LAS PRESENCIALES. Esta manera de atención, por otra parte, resulta muy conveniente para el paciente, ya que así se le permite, al mismo tiempo que recibe su terapia, seguir disfrutando de la comodidad y de  la seguridad de su propio hogar.