Stress

El stress es una reacción de la mente y el cuerpo en búsqueda de adaptación. Cuando no se logra la adaptación el stress resulta nocivo y éste se manifiesta con diversos síntomas mentales y físicos, tales como: ansiedad (nerviosismo), irritabilidad (mal humor, ira frecuente), agresividad, impaciencia, tendencia a la actividad excesiva, intolerancia al ruido, fatiga, insomnio, disminución de la capacidad de comprensión, disminución de la capacidad de concentración, fallas de la memoria, disminución del rendimiento en las actividades (trabajo, estudio, deportes, etc.), pérdida de la confianza en sí mismo, desaliento (falta de ánimo), apatía (pérdida del interés en los diferentes asuntos de la vida diaria), aumento o disminución del apetito, tendencia al consumo de bebidas alcohólicas, sedantes u otras drogas, diversos síntomas y trastornos orgánicos (dolor de cabeza, dificultad para respirar, taquicardia, náuseas, vomito, estreñimiento, diarrea, molestias urinarias, diversos dolores, etc.).

Debido a que cada persona tiene sus características propias, y a que su capacidad de adaptación es individual y depende de muchos factores, la sintomatología del stress es diferente en cada individuo.